domingo, 15 de octubre de 2017

Amorite - Invisible Fire


Año: 2015
Sello: Neverheard Distro (cassette) / Independiente (CD)
País de origen: Hungría

Poco a poco, la escena extrema húngara va ganando espacio en el underground mundial. Aún no cuentan ni con una cantidad importante de bandas, ni siquiera tienen una buena lista de grandes bandas. Pero sí poseen una escena incipiente que se mueve constantemente y que cuenta, entre otras cosas, con sellos como Neverheard Distro, el cual brinda un apoyo incondicional al Metal Extremo húngaro en todas sus formas.
De todo lo dicho anteriormente se desprende que Amorite es parte de dicha creciente movida, a lo cual hay que agregar que se trata de una banda de Death Metal que llegó a su debut discográfico bastante rápido ya que se formaron en el 2014, siendo éste, su primer disco, del año siguiente. Hay un disco más en su historial, un EP que fue lanzado en el 2016. Activos los muchachos, los dos muchachos, para ser más preciso pues Amorite, al momento de grabar este "Invisible Fire", era un dúo conformado por Szabó Péter en voz y batería y Keszi Csaba en guitarra y bajo. Lo de ellos es un Death Metal que se mueve a medio-tempo durante gran parte del disco, algunos rebajes lentos que los posicionan cerca del Doom, y por instantes, explosiones de velocidad controlada. Ellos citan a grupos como Vader, Benediction y Bolt Thrower como influencias y la verdad es que aciertan, el estilo del grupo va por esos carriles.
Líricamente son más cercanos a cuestiones espirituales, mitología ancestral de su país y cuestiones internas inherentes al sufrimiento del individuo. Es extraño esto, aunque no deja de darle un toque distintivo al grupo y su propuesta. Es que en lo estrictamente musical, si uno se deja llevar solamente por lo que escucha a través de las canciones, pareciera que la banda se mete en terrenos más bien bélicos antes que en las temáticas previamente mencionadas. Sin embargo, las líricas terminan yendo por los senderos ya nombrados, por más que la música diga otra cosa. Eso hace que uno, tarde o temprano, termine comprendiendo a la obra en su totalidad desde otra perspectiva, incluso cuando las influencias musicales son hasta obvias.
No hay grandes canciones, todo es más bien plano y directo, sin sobresaltos. No hay malos momentos, pero tampoco hay grandes momentos; agarran una fórmula compositiva y la sostienen hasta el final, haciendo de "Invisible Fire" un trabajo decente, aunque de poco vuelo. Por ahí hubiera venido bien meter una o dos canciones que levanten la puntería, que pongan algo de magia, cosa de salir de la medianía imperante. Mas, eso no sucede y uno termina escuchando la placa sin lograr entusiasmarse, pero tampoco cayendo en el aburrimiento insoportable. En otras palabras, el disco se deja escuchar y punto, no pidan más que eso.
De cualquier manera, esto es sólo un comienzo y hay que tomarlo como tal. Luego veremos qué les depara el futuro a estos húngaros, quienes hoy son tres, si no leí mal. Está en ellos alcanzar un nuevo y más alto nivel en lo compositivo, o bien quedarse en donde están, o de última, caerse a pedazos. Por lo pronto, lo de Amorite es ameno.

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